El diseño de un sistema es la fase más delicada de su ciclo de vida. ¿Por qué? Porque en el mejor de los casos las necesidades finales no son conocidas profundamente por nadie, ni por el cliente final ni mucho menos por su diseñador. El buen diseñador debe seguir un proceso iterativo, durante el cual, por cada iteración disminuye el grado de incertidumbre sobre lo que se debe hacer.
La única constante en el desarrollo de software es el cambio de requisitos. El buen diseñador debe planificar un sistema que sirva “hoy” sabiendo que se tendrá que convertir en el sistema que servirá “mañana” sin tener que escribirse de nuevo. Crear un sistema con personal poco cualificado significa gastar. En cambio, definir un proyecto flexible con diseñadores válidos significa invertir.
Nuestros diseñadores son expertos en proporcionar:
Subdividimos nuestra actividad de diseño iterativo según las siguientes fases estandarizadas, cada una de las cuales prevé la producción de uno o más documentos que describen el input y el output de cada fase: